No sabía casi hablar, no sabía casi andar, lo único que sabía es que ella era lo que necesitaba. Con una mirada me advertía del peligro y con una sonrisa calmaba mi inquietud. No estaba segura de nada, solo de que ella estaría allí siempre que lo necesitase. Y así es como empieza la historia de amor más bonita, la de una madre y su hija.
Puede que suene a tópico el dicho "mi madre es la mejor", todos sabemos que las madres están hechas de otra pasta. Que la mayoría se comen los filetes con más nervios, piensan que sus hijos son los mejores y más guapos y los menos abrigados.
Nunca comerás lo suficientemente sano ni te habrás puesto la ropa suficiente para no coger un resfriado, pero lo más curioso es que siempre tienen razón.
Mi madre cumple con creces todos los tópicos, pero lo que la diferencia del resto es su manera de ser, siempre preocupándose por la gente, siempre mirando por el resto antes que por si misma, siempre ocultando su sufrimiento para no preocuparnos. Manteniendo siempre el tipo para que los demás no nos viniéramos abajo Está claro que la admiro como madre, pero creo que como persona marca la diferencia.
Siempre la he querido, pero solo con el paso de los años me he dado cuenta de lo que me ha aportado, porque soy como soy gracias a ella, gracias a sus enfados, a sus consejos, a su paciencia y sobre todo gracias a su cariño y a su comprensión.
No encuentro las palabras para describir lo mucho que significas para mí y lo mucho que te tengo que agradecer. Espero que esto no te sorprenda porque intento demostrártelo día a día, solo decirte que TE QUIERO.
Espero que te guste esta sincera muestra de cariño, este es mi regalo para el mejor de los regalos MI MADRE.
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